Ãtaca
24 Abril 2006 | MondayNo tengo ganas de acabar este viaje. Presagios de calma y paz velada atormentan mi sueño. Me escurro de tus (hasta ahora) vanos intentos de amarrarme a puerto, apenas te concedo breves escalas en terreno conocido, y vuelvo al mar, inefable.
ITACA
Cuando emprendas tu viaje a Ãtaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cÃclopes,
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espÃritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cÃclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no lo llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.
Pide que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegrÃa!-
a puertos antes nunca vistos.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancÃas,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes voluptuosos,
cuantos más abundantes perfumes voluptuosos puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender de sus sabios.
Ten siempre a Ãtaca en tu pensamiento.
Tu llegada allà es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguardar a que Ãtaca te enriquezca.
Ãtaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrÃas emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Ãtaca no te ha engañado.
AsÃ, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Ãtacas.
CONSTANTINO CAVAFIS
(1863-1933)
Ya ves
15 Abril 2006 | SaturdayYa ves. Me aparto. DesearÃa desear tu presencia, pero eres tan solo un fantasma de mi memoria. Te corporizaste, bajaste sin saberlo del pedestal que construà en tu inconsciencia y ya ves, eres insultantemente real. Hoy he preferido mi soledad, mi calma. Solo sé cuidarte en la distancia, tu cercanÃa cercena mis ilusiones, mis deleites solitarios. No te quiero mÃa porque sé que no eres de nadie ya. No voy a permitirte dañarme, veo tu peligro, presiento tus efectos y los temo. Sigo amándote ajena, inalcanzable.
«Ya ves, a veces me canso de ser libre, de ser
libre para venderme y caer
muerto donde mi libertad prefiera,
siempre al otro lado de tu frontera.
Ya ves, a veces me canso de mà y de no tener
valor para buscarte y cometer
todo delito que este amor exija.
"Quieta ahÃ, tus labios o la vida". »
He dejado de creerte
4 Abril 2006 | TuesdaySerá que ya no me arde la sangre al verte. Será que se me escapa el alma entre tus ojos, y ya no te veo. Tal vez, no lo sé, te he destruido como te creé, o no... Puedo pensar que nunca fuiste lo que querÃa y no quise verlo, sepultarte entre los añicos de "lo que no es" y "no puede ser", que dicen los que no saben.
Entretanto, planeas nuestras vacaciones despreocupada, sin ver más allá de mis ojos que mis planes fueron otros, hace ya tanto.
Ahora más que nunca necesitas que te cuide. Pero... ¿y si he dejado de creerte?
Migraciones y tristezas
2 Abril 2006 | SundayBien, parece ser que, por fin, Bitácoras ha solucionado los problemillas de los últimos dÃas, la migración está hecha y podemos volver a postear (yo) y entrar (vosotros )
Hoy tengo el dÃa melancólico, el tren se ha ido ya, duelen los domingos de regreso. Y, sin embargo, son varias mis tristezas, la más profunda:la más ajena, porque el dolor,duele.
«La mayor de las tristezas es cuando se comprueba que ya no nos duele el dolor ajeno
porque nuestro corazón ni siente ni padece, nada le provoca ningún sentimiento.
Solamente nos preocupa la comodidad,
presos de nuestro de egoÃsmo, lo demás da igual
y el dolor de los que sufren solo se comprende cuando toca a uno, esa es la verdad.
Quedamos impasibles viendo cualquier horror.
¡Qué poco nos importa lo que haya alrededor!
Es la indolencia el cáncer más terrible de este mundo,
maldita enfermedad la indiferencia que nos va conduciendo hacia la destrucción.»
«En la tierra prometida se divisa una batalla:
en un lado está el poeta y en el otro está su amada.
Él le lanza cada dÃa bombardeos de ternura,
ella entiende su poesÃa, su cantar y su locura.
Batallones de sonrisas, lanzamientos de miradas,
ilusiones convertidas en verdades declaradas.
Llegará ese dÃa, linda mujer,
en que no haga falta ni respirar para sentirte otra vez.
No te olvides, niña mÃa, del poeta que te espera,
llenaremos nuestros dÃas de canciones y poemas
y sabrán los bien nacidos el porqué yo vivo o muero
y sabrán todo el sentido que se encierra en un "te quiero"
cuando vean tus ojitos, risa clara, piel morena,
hasta el rico entre los ricos será pobre en mi presencia.»
«Tristeza, cuando toca despedida
tristeza, si estoy preso del destino
tristeza, cuando veo que se me escapan
de la vista tus murallas
al andar otros caminos...»
Siempre hay alguien que dice lo que quieres decir mejor que tú...
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